Cierra la puerta al fuego con aluminio
Lo que se espera de las puertas cortafuegos de aluminio es que sean capaces de evitar la propagación del fuego por el edificio. De esta manera, se limitan los llamados “sectores de incendio”, que son divisiones dentro de los edificios de las cuales no debería salir el fuego mientras este es desalojado. Al mismo tiempo, a estas puertas se les exige que los materiales que las componen no emitan gases tóxicos ni humos en su reacción contra el fuego. De hacerlo, esto supondría un riesgo grave de intoxicación para los ocupantes. Además, en el recorrido de evacuación las puertas han de abrirse de manera fácil y en la dirección de evacuación. Por ello, estas puertas disponen de estos mecanismos de apertura tan característicos.
Diversos estudios y casos reales demuestran que el aluminio es un material excelente para fabricar puertas cortafuegos. Esto es así por sus propiedades físicas y mecánicas: es incombustible, no desprende gases nocivos ni humos y soporta las llamas sin sufrir deformaciones.
Las puertas cortafuegos de aluminio están compuestas generalmente por perfiles rellenos con materiales no combustibles que retardan la acción del fuego. Las juntas, que son los puntos más débiles, también se tratan con productos que reaccionan con las llamas y evitan que pasen a través de estas. Los vidrios, en caso de tenerlos, también pueden incorporar capas de materiales aislantes o bien tratamientos especiales.
¿Qué normativa las regula?
Las exigencias básicas de seguridad en caso de incendio se recogen en el CTE DB-SI. En el Documento de Apoyo 2 se exponen las normas conforme a las cuales deben ser ensayadas y clasificadas las puertas resistentes al fuego, sus herrajes y sus mecanismos de apertura.
- UNE-EN 1634-1 / Resistencia al fuego y de control de humo
- UNE-EN 13501-2 / Clasificación en función del comportamiento frente al fuego